(¡Me – quedé – sin – un – amigo…!)
Quiero contarles, hermanos, cómo se pierden amigos:
Los unos porque se mueren; los otros porque se han ido
y no han dejado una huella que rescate del olvido
las eternas discusiones y las frases sin sentido.
Éstos porque ya no beben y aquéllos porque han bebido
tienen el cerebro plano y el hígado emblandecido.
Las noticias trascendentes comento sólo conmigo:
Sea el cambio de moneda o los grandes cataclismos
o la política infame o el infame terrorismo.
Sin cambio de pareceres sólo discuto conmigo,
pero estoy solo y añoro las discusiones de amigos.