La primera propaganda que recuerdo, siendo chaval, miraba con mis amigos Carmelo y Luis una de las revistas ilustradas que enviaba de La Argentina su hermano Emilio y nos sorprendían los anuncios a toda página. Un hombre de mediana edad, al parecer jugador de polo, aseguraba: << La primera impresión es duradera, por eso uso Lanolive>>. Intuíamos que la crema citada mantendría el perfecto afeitado de aquel avezado deportista.
Aún más chico, recuerdo las pretensiones de casi todas las mamás de aclarar el pelo a los niños con la ilusión de que las negras cabelleras se tornaran rubias. “Camomila Intea” era el producto mágico que lograría el prodigio. Siendo ya un hombre, me dirigía en Santander a hacer alguna gestión en “El Diario Montañés” cuando tropecé con los “Laboratorios Intea” cuya contemplación me llenó de gratas sensaciones infantiles.
Otra propaganda que recuerdo, no escrita y supongo que barata, era un invento de mi cuñado Manuel Pozo que, al promocionar una empresa de seguros/decesos, hacía dar vueltas a una camioneta llena de fieles colaboradores alrededor de la Plaza Alta de Algeciras al grito unánime de << ¿Quién pita? ¡La Preventiva! >>, seguido de una pitada estridente y ruidosa.
Pero una de las propagandas más sutiles y que me enganchó de joven a la empresa fabricante de camisas “Arrow” fue el añadir a las prendas, en delicada letra inglesa y a la altura de la bragueta, una etiqueta que decía simplemente: “Have a nice day”.