” A los Escopeteros de Getares”.
Estando de vacaciones en Algeciras durante un mes de verano y siendo ya entrado en años, me disponía una mañana a visitar algunos comercios próximos al puerto con la intención de comprar un aparato de radio.
Mi atuendo se reducía a un pantalón y una camisa de manga corta. Caminaba despacio, para no acalorarme, por la acera de enfrente al Gobierno Militar, pues aunque daba el sol no me apetecía pasar rozando las dependencias militares en donde solía haber varios soldados de guardia.
Al pasar frente a la puerta principal me quedé estupefacto al mirar de soslayo a los dos soldados que me presentaron armas, a lo que contesté con una ligera inclinación de cabeza. Pero al llegar a la altura de la esquina, el soldado de guardia en aquel punto repitió el saludo de la misma guisa y yo de nuevo incliné levemente la cabeza sin perder la compostura, alejándome sin entrar en ninguna de las tiendas porque el haberlo hecho no habría sido coherente con la categoría militar del personaje con el que sin duda me habían confundido.