
Su muerte hizo que mi abuela Mª Santos López Barrio, una mujer valiente que de soltera había vivido en Sevilla en un ambiente desahogado junto a su hermano Plácido y su cuñada, se bajara a Logroño con Víctor, Eusebio, Toribia, Florentino, Felisa, Antonia y Jacinto, buscando otros horizontes para ellos y alejándose del lugar donde el odio y el rencor harían ya imposible vivir.
